Medidas en el entorno familiar y educativo para regular el uso inadecuado y/o excesivo del móvil en nuestros jóvenes estudiantes

Enfoque

Introducción: ¿A qué edad debe darse el móvil a un niño? El debate sobre cuándo dar acceso al primer teléfono inteligente crece entre familias, educadores, psicólogos y en la sociedad en general, pero sin soluciones claras. Es difícil negar que el uso de los móviles implica riesgos nuevos. La evidencia es clara: más internet es igual a más riesgo. Pero el mundo real está también lleno de riesgos y los móviles forman inevitablemente parte de él.

Objetivos: A lo largo de este trabajo de revisión bibliográfica, pretendemos destacar los principales beneficios del uso adecuado de estos dispositivos en el hogar y en el aula y reflejar los inconvenientes que provocan su no regulación y el inadecuado y/o excesivo uso de muchos jóvenes. Asimismo, exploraremos alternativas tanto en el ámbito familiar como en el ámbito educativo, para ir de la mano, unificar criterios y regular su uso para el bien de nuestro alumnado y de nuestra sociedad.

Metodología: Para dar respuestas y certidumbres sobre el estado de la cuestión, la metodología utilizada será acudir a informes de organismos internacionales, expertos y evidencias científicas  y en función de esto, delimitar qué medidas se  están aplicando desde las familias, las administraciones educativas, los centros educativos y los diferentes países para combatir el uso inadecuado y/o excesivo del móvil  en nuestros jóvenes estudiantes.

Discusión: Es evidente, que la tecnología fue todo un salvavidas durante la pandemia y sobre todo durante el confinamiento, pero  hay que valorar pros y contras. Un análisis realizado con datos de PISA en 2018 de 79 países creó un índice de actividad en línea basado en diversas acciones, como enviar correos electrónicos, programar eventos, navegar por la web y chatear. Los resultados indicaron una asociación positiva entre el uso moderado de las TIC y los puntajes obtenidos en lectura, matemáticas y ciencias. Sin embargo, más allá de un umbral de un uso de “varias veces a la semana” -es decir un uso intensivo de las TIC- se observó una disminución en sus aptitudes académicas. El último informe de la UNESCO (2023) indica que la incorporación de las pantallas puede mejorar ciertas formas de aprendizaje, aunque advierte que también provoca un deterioro del rendimiento escolar. Además hace un llamamiento a regular la interacción en el aula con los celulares y la inteligencia artificial.

Conclusiones: El reporte no es conclusivo sobre si prohibir los móviles o no, pero se inclina a que sean restringidos en aquellos países donde no hay leyes claras sobre protección de datos, acoso en línea o planes educativos concretos para su uso, los cuales deben incluir preparación a los docentes. Martínez (2023),  investigadora del grupo europeo EUKids Online de la Universidad del País Vasco, aboga, por introducir dispositivos comunes en las aulas (pero no los personales), por liberar a los padres de una responsabilidad que no les toca solo a ellos, por insistir en que la alfabetización digital crítica es básica desde jóvenes y que esconder el aparato no es ninguna solución. Para esta investigadora, prohibir no permite que los jóvenes comprendan los riesgos y les pone en mayor riesgo de sufrir daños cuando finalmente comiencen a interactuar con las tecnologías. No se debe por tanto prohibir, sin educar en la responsabilidad. Por ello, sería una opción interesante restringirlo y apostar por el “acompañamiento” a los menores.