S16-19 06

Participación ciudadana en ciencia y cultura científica

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Daniel labrador-MonteroUniversidad de Salamanca

Enfoque

Esta comunicación tiene como principal finalidad la reflexión acerca de los conceptos de “participación ciudadana” y de “cultura científica”, en concreto en lo relativo a las políticas de ciencia y tecnología. Teniendo en cuenta esto último, la comunicación se desarrollará en dos partes fundamentales: la primera de ellas será la delimitación de la noción de participación, esto es, una idea de participación compleja basada en la actividad y no en la elección pasiva, centrada en el aprendizaje de cada una de las partes y no en la mera selección tras un escrutinio de las posibilidades. La idea subyacente es que el conocimiento experto no es el único valioso en la toma de decisiones relacionadas con las controversias científico-tecnológicas públicas y que con las políticas científico-tecnológicas.

Aunque en la actualidad las nuevas tecnologías nos brindan los mecanismos necesarios para una participación más directa, la democratización de la ciencia y la tecnología requiere de la construcción de formas de deliberación dialógica y de una enculturación específica por parte de los diferentes actores. La tecnología por sí sola no va a propiciar una cultura democrática deliberativa y dialógica. De hecho, son muchos los autores que han señalado que Internet y la Web 2.0 pueden provocar justo lo contrario. Por ejemplo, Cass Sunstein y Robert D. Putnam exponen cómo Internet provoca cerrar puertas a la diversidad informativa y la pérdida de experiencias comunes que generen los lazos comunitarios necesarios en toda democracia sana. Posteriormente, Andrew Keen, Eli Pariser o Thi Nguyen, entre otros, han señalado el peligroso aislamiento epistémico al que contribuyen especialmente las redes sociales.

En vista de tales obstáculos, en una segunda parte, se propondrá una noción de cultura científica compleja que, además, supere definitivamente el modelo del déficit cognitivo. La cultura científica, en cuanto a su relación con la percepción social de la ciencia y la política científica, no ha de ser definida por el conocimiento de los distintos agentes acerca de los contenidos de las teorías científicas. Esto implicaría la inevitable incapacidad de toda persona para participar en cuestiones de política científico-tecnológica. Por lo tanto, para participar efectivamente en las controversias científico-tecnológicas públicas es determinante la comprensión social de las prácticas, normas, valores, criterios institucionales y dificultades que gobiernan la actividad científica. En definitiva, es más importante saber cómo se llega a los resultados de la ciencia y por qué se mantienen y asimilan que conocer cuáles son dichos resultados.

Desde este punto de vista, se mantiene la tesis de que la participación en ciencia es una forma de enculturación y que, por tanto, no hay que desvincular los conceptos de participación y de cultura. En este sentido, es muy relevante la propuesta de López Cerezo acerca de la “participación formativa”. Finalmente, para mostrar tal relación entre cultura y participación, se pondrán algunos ejemplos de ciencia ciudadana y de participación en controversias científico-tecnológicas, tales como los foros híbridos, el activismo o el amateurismo.

Preguntas y comentarios al autor/es

Hay 06 comentarios en esta ponencia

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      María Sebastián López

      Comentó el 29/11/2023 a las 22:56:14

      Buenas tardes Daniel,
      gracias por tu interesante reflexión sobre la participación ciudadana en ciencia y tecnología. ¿Aplicarías la ciencia ciudadana en las aulas de Primaria y Secundaria? ¿qué competencias consideras que se trabajan a través de esta estrategia educativa?

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        Daniel labrador-Montero

        Comentó el 30/11/2023 a las 09:19:49

        Buenos días María,
        Como profesor universitario, no soy un experto en educación primaria y secundaria, pero me atrevería a decir que sí que sería muy útil, sobre todo en secundaria. La razón fundamental en la que me baso es que participar en dichos proyectos, ayudaría precisamente a construir en los alumnos esa cultura científica que describo en la exposición. Solo participando activamente, los alumnos adquirirán conocimientos y competencias sobre cómo funciona la ciencia como actividad práctica, comunitaria e institucional, y no solo sobre los resultados y contenidos de las teorías científicas, que es lo que normalmente aprenden en las clases ordinarias. Esa cultura y esas competencias son, precisamente, las que permitirían, a su vez, una fructífera futura participación en cuestiones de ciencia y tecnología, mucho más que el aprendizaje específico de los contenidos teóricos.

        Un saludo.

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      Jesús Cuevas Salvador

      Comentó el 29/11/2023 a las 21:47:58

      Enhorabuena Daniel labrador por la magnifica comunicación basada en la reflexión y el pensamiento crítico. En relación con la participación ciudadana es posible que en unos años se hable del desencanto de internet o de la falta de fe en el progreso que prometía internet ¿Es posible alcanzar la democratización de la participación ciudadana a través de internet o la democracia es un valor que debe existir aunque es imposible de alcanzar? ¿El cerebro humano está diseñado para recibir, sin cesar, input informativos, por tanto hay que redefinir que es democratizar? ¿Entonces nos encontramos con nuevas formas de poder y de control?

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        Daniel labrador-Montero

        Comentó el 30/11/2023 a las 09:11:33

        Buenos días Jesús,
        muchas gracias por tu comentario. Ya Cass Sunstein (2003), a comienzos de siglo, intentó frenar el entusiasmo y las esperanzas puestas en Internet como una tecnología fomentadora de la democracia. Según el diagnóstico de Sunstein, la exagerada personalización a manos de la Red no hace más que intensificar el sesgo de confirmación y erradicar un elemento indispensable para toda democracia deliberativa, a saber, que los ciudadanos tengan experiencias compartidas. Al fin y al cabo, las nuevas tecnologías solo estarían alimentando lo que para Sunstein es una inclinación natural de los seres humanos: la tendencia a elegir medios informativos y contenidos que no “enturbien” su visión particular del mundo. En cierta manera, Sunstein y, otros como Robert D. Putnam (2000), indicaban prontamente que las nuevas tecnologías amplifican tal condición humana contribuyendo a un “aislamiento epistémico” sin precedentes. Sunstein está haciendo referencia a que nuestra libertad de elección de sobre qué y quién nos informa nos llevará a una situación aislante, a establecer muros a lo disonante con nuestra ideología o nuestro punto de vista. Esto tiene que ver con dos aspectos:
        1- Estamos en un mercado de noticias: es decir, la finalidad de las empresas que se dedican a la información es que se consuma su producto y no tanto que los ciudadanos obtengan una información imparcial. Internet se mueve, en gran parte de las ocasiones, a través de una dinámica empresarial, no de una dinámica democrática. El marketing es su estado natural, no la deliberación. Las empresas y el mercado que operan por detrás de los engranajes de la Red apuestan por ofrecer un servicio tan personalizado, esto es, tan ligado a la imagen individual construida a partir de criterios basados en datos, preferencias y búsquedas, que anulan cualquier tipo de investigación profunda en la Red, cualquier descubrimiento de lo ajeno.
        Un mundo en el que cada vez juega un papel más importante la intersubjetividad y los acuerdos se enfrenta a la contradicción de unos ciudadanos cada vez más ajenos a la contradicción, que se encadenan a un nuevo solipsismo en el que salir de uno mismo ni siquiera es una opción.
        2- Sunstein considera que existe algo así como una tendencia a evitar lo que atenta contra el propio punto de vista. “existe una tendencia natural del ser humano a realizar elecciones, por lo que respecta al ocio y las noticias, que no enturbien su visión preexistente del mundo”. Esto es un problema, porque dice Sunstein, que “en general, las personas que tienden a filtrar las opiniones opuestas, son las que, precisamente, más necesitan oírlas” (p.70).

        Sunstein considera que esta situación de personalización informativa evita que funciones bien cualquier sistema de libertad de expresión. Para que este funcione bien deben darse dos condiciones mínimas (sacadas de su libro Republic.com):
        1) “las personas deben estar expuestas a materiales que no habrían elegido de antemano. Los encuentros imprevistos y no planificados son fundamentales para la propia democracia. Estos encuentros suelen incluir temas y puntos de vista que la gente no ha buscado y que quizá les resulten bastante irritantes. Son importantes, en parte, para evitar la fragmentación y el extremismo, que son resultados predecibles de cualquier situación en la que personas con ideas afines hablan sólo consigo mismas. No sugiero que el gobierno deba obligar a la gente a ver cosas que desea evitar. Pero sí sostengo que en una democracia que merezca ese nombre, la vida debería estar estructurada de forma que la gente se encuentre a menudo con opiniones y temas que no ha seleccionado específicamente”.
        2) “muchos o la mayoría de los ciudadanos deberían tener una serie de experiencias comunes. Sin experiencias compartidas, una sociedad heterogénea tendrá muchas más dificultades para abordar los problemas sociales. La gente puede incluso tener dificultades para entenderse. Las experiencias comunes, incluyendo enfáticamente las experiencias comunes que hacen posible los medios de comunicación, proporcionan una forma de pegamento social. Un sistema de comunicación que disminuya radicalmente el número de estas experiencias creará una serie de problemas, entre otros por el aumento de la fragmentación social”.

        Desde una mirada semejante, Eli Pariser (2011) ha argumentado que los usuarios de la web 2.0 están siendo encerrados en una jaula de univocidad y reafirmación generada por los algoritmos y los filtros. Así, cada individuo estaría instalado en su filter bubble particular sin acceso a gran cantidad de contenidos que desafíen su punto de vista o interpretación. En realidad, las burbujas de filtros solo son un subtipo de burbuja epistémica o, incluso, uno de los muchos procesos interrelacionados que llevan al aislamiento epistémico. El concepto de burbuja epistémica fue introducido por John Woods (2005), pero en un artículo reciente, C. Thi Nguyen (2020) lo ha actualizado y adaptado para contrastarlo con otra noción extendida: cámara de eco.
        A pesar de las propuestas teóricas sobre la experticia distribuida y del análisis de mecanismos participativos y deliberativos para las controversias científico-tecnológicas públicas, su viabilidad práctica es obstaculizada por estos factores que socavan el “bienestar epistémico” (epistemic wellbeing) de muchos implicados. El bienestar no se reduce a una buena calidad de vida en lo físico y lo psicológico, también implica, entre otros aspectos, tener un acceso adecuado al conocimiento y poseer la capacidad para contrastar la información y discernir si es confiable. La ausencia generalizada de este tipo de bienestar conlleva una “crisis epistémica” que para muchos es una realidad.
        Por ello, no confundir lo que es la democracia con los mecanismos o canales de participación. Los canales de participación, como los que nos ofrece Internet, por sí solos no configuran la democracia. De nada sirve poder participar a través de múltiples vías si todos los obstáculos anteriormente citados provocan que la deliberación no sea más que una quimérica ilusión. Por ello, en cuanto a las controversias científico-tecnológicas y la política científica, es necesario centrarse la noción de cultura y complejizar el concepto de participación. Son los dos elementos indispensables en la democratización de la ciencia y la tecnología.

        un saludo.

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      Daniel labrador-Montero

      Comentó el 29/11/2023 a las 15:00:09

      Buenas tardes Pilar,
      El concepto de participación que manejo es amplio y el aprendizaje a través de la ciencia ciudadana sería una de esas formas de participación. Ahora bien, la participación en ciencia no se reduce solo a la ciencia ciudadana, otros ejemplos pueden ser los foros híbridos, el activismo social en temas relacionados con ciencia y tecnología, la participación activa en controversias científico-tecnológicas, la colaboración con determinadas asociaciones, etc.

      Un saludo.

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      Pilar Rivero Gracia

      Comentó el 29/11/2023 a las 14:39:31

      Desde tu punto de vista, cuál es la relación o semejanzas y diferencias entre esa participación formativa en el ámbito científico y lo que sería un aprendizaje a través de la participación en proyectos de ciencia ciudadana?


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